jueves, 13 de septiembre de 2012

MOSQUITO


Yo era una niña que empezaba a sentir cierto interés por el tenis, en parte por la afición de mi madre, en parte gracias a Alex Corretja, Joan Balcells, Carlos Moyá y Albert Costa, por no hablar de otros grandes del momento como, Marat Safin, Pete Sampras... Rafael Nadal aún no reinaba en la tierra batida,  y España aún no era dueña ninguna Copa Davis. 



Por aquel entonces empezaba a despuntar un joven rubio, con la piel dorada, cuerpo delgado y fibroso, con gesto serio hasta el extremo, bien apodado "El Mosquito". Un joven talento que señalaba al cielo en cada una de sus victorias y nos emocionaba con el recuerdo de su madre que no pudo verle triunfar.



Juan Carlos Ferrero, El Mosquito, me robó el corazón y me enganchó al tenis con su juego elegante y rápido. El es el primer culpable de mi afición al tenis y el anuncio de su retirada me ha pillado por sorpresa y me ha dejado una pena indescriptible.



Creo sinceramente que, Juan Carlos, ha sido uno de los mejores y mas talentosos jugadores de tenis de este país, y creo, también, que las lesiones truncaron una mas que prometedora carrera. Aún así, cada vez que reaparecía en las pistas cualquiera podía intuir el talento y tesón de este inolvidable jugador. Ferrero hacía bonito el tenis como muy pocas raquetas son capaces de hacer.

Podría escoger muchos momentos, Roland Garros en 2003 y su número uno son probablemente los mas importante, pero para mí el mas importante es la final de Copa Davis de 2000 contra Australia. Aquella final que me tuvo sentada sin apenas pestañear con corazón en un puño hasta su conclusión


Ese último punto contra el mejor Leyton Hewitt (al que todavía hoy odio), ese instante eterno, ese, es el mejor exponente del gran tenis que practicaba Juan Carlos y significó la primera ensaladera para la, hasta ese momento, parca en trofeos Armada Invencible. Ferrero abrió la veda. 

Para mí siempre será uno de los mejores, siempre significará y representará mi amor por el tenis. 

Yo era una niña de 13 años que se "enamoró" de un tenista y de una forma de hacer tenis. Hoy soy una adulta de 25 años que se aguanta las lágrimas. 



Eterno Mosquito. 

*Fotos de mi carpeta en el instituto y, la última, de hoy durante la rueda de prensa.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Las pocas neuronas que quedan ya

No deja de sorprenderme, con la velocidad con la que cambia el mundo, los sentimientos que no cambian.

La emoción, la ilusión, el bienestar, cada vez que estoy cerca de las personas importantes de mi vida.

Las que lo han sido siempre, desde el primer segundo. 

Las que veo cada día y, a veces, olvido cuanto me importan por la costumbre.

Las que apenas veo y, a veces, olvido cuanto me importan por la distancia, por el espacio. 


El miedo insolente a que no me quieran igual. 

El tan temido olvido. 

"El adiós que no sabré decir". 

"Te doy hasta mis suspiros pero...no te vayas"