miércoles, 4 de diciembre de 2013

Primer mes en Cádiz

Hace un mes que vivo en Cádiz. De echo, un poco mas y, en un mes, he aprendido algunas cosas.

He aprendido que si tú sientes que alguien forma parte de tu familia, no importa que no os unan lazos de sangre porque, os une un sentimiento que vale mucho más.

 He aprendido que cuando tienes la suerte de que tu alma gemela sea tu mejor amigo, tu hermano, cerca nunca es demasiado cerca.
Que una sonrisa abre muchas puertas. Que el mundo está lleno de personas que merece la pena conocer y solo tienes que darte la oportunidad.

He aprendido que levantarse con un sonrisa hace que el día sea mejor. Que si confio en que no me perderé es probable que no lo haga y que, si lo hago, el GPS de mi móvil me llevará al lugar correcto de vuelta.


He aprendido que las calles de una ciudad, no importa como de estrechas sean, pueden llenarte el alma cuando las recorres. Que una manita puede llenarte un mes de alegría si agarra la tuya y que, un niño que no levanta un palmo del suelo puede hacerte feliz con solo decir tu nombre.

He aprendido que las distancias son relativas y dependen más de los sentimientos que de los kilómetros. Que nunca aprenderé a no echar de menos. Que el Whatsapp tiene muchas cosas malas pero puede hacerte sentir cerca de los que están más lejos.

He aprendido que, por muy cínica que yo crea que me he vuelto, sigo siendo la misma. Que me importan las personas. Que, en el fondo, sigo siendo incapaz de no involucrarme cuando alguien me importa.
He aprendido, que, no quiero ser de otra forma. Aunque duela. Aunque pierda.

He aprendido, sobre todo, algo que ya intuía. Que, el primer paso para ser feliz es, querer serlo.


Y en mis oídos:


"Nos quedó aquel tatuaje de tus manos en mis piernas. Nos sobraban tentaciones y, dejarnos de apariencias"

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